jueves, 30 de septiembre de 2010

LEYENDA DE LA HUACACHINA



Existe una leyenda acerca del origen de este oasis, una historia de amor que se remonta a tiempos prehispánicos. Cuentan que una hermosa doncella, proveniente del cercano pueblo de Tacaraca, llega desconsolada a este lugar, donde sólo había unos cuantos guarangos, a llorar la muerte de su amado, un valiente general incaico.
Las lágrimas de esta mujer, de ojos verdes y cabello muy negro, fueron formando poco a poco la laguna. Se dice que en las noches de Luna nueva aún se pueden escuchar sus lamentos, los que confunden a los visitantes desprevenidos.

LA BELLA DURMIENTE, Pillco Huayta

Símbolo natural de Tingo María y que la leyenda la identifica como la princesa NUNASH, transmitida de generación en generación; la leyenda se refiere también a un joven llamado CUYNAC que atravesando la selva de los Huánucos, se enamoró de la princesa Nunash, los dos llegaron a amarse y Cuynac levantó un palacete en un lugar cercano a Pachas que le puso el nombre de Cuynash en honor de su amada. Vivieron un tiempo feliz, rodeado de vasallos, pero su felicidad quedó truncada cuando fueron atacados por el padre de la princesa: Amaru, convertido en un monstruo en forma de culebra. Cuynac se valió de su hechicería y convirtió en mariposa a Nunash y él se transformó en piedra. Ella en su nuevo estado, voló hacia la selva y retornó con ayuda para combatir al monstro Amaru. Los enemigos fueron vencidos, Cuynac, entonces trató de recuperar su forma humana sin conseguirlo, pero ella si pudo retornar a su forma humana y buscó inútilmente a Cuynac. Cansada se sentó cerca de la piedra en que Cuynac quedó convertido y ella se quedó dormida. Mientras dormía, escuchó en sus sueños la voz de su amado que decía: “Amada no me busques, mi voluntad fue pedir a los dioses que me convirtiera en piedra y mi pedido fue complacido y ahora soy sólo una piedra, destinada a permanecer en este estado para toda la vida. Si tú en realidad me has querido y me sigues queriendo todavía; deseo que permanezcas a mi lado toda la vida sobre este cerro y que en las noches de luna aparezca ante la mirada de la gente como la mujer en actitud de estar durmiendo”. Nunash siempre en sueños, aceptó la propuesta de su amado y quedó convertida en piedra, lo que hoy es la figura de la “Bella Durmiente”.

Mito de Cuniraya y Cahuiyaca

Los Soldados de Piedra

El Delfín Rosado

En los ríos de la selva Amazónica suele presentarse a los pescadores nativos y a los forasteros, el espíritu de una misteriosa y bella mujer que atrae y encandila con su canto. Pero su presencia aturde, porque en realidad es un animal.
La leyenda dice que una bella joven llamada Yarina se embelesó con un amor prohibido; por eso, desolada se entregó al demonio del río recibiendo la maldición de cantar eternamente y de capturar a las almas de los incautos.
Desde entonces, suele enloquecer al hombre presentándose como una atractiva mujer, que en realidad es el delfín rosado.

Leyenda de Manco Cápac y Mama Ocllo



Ellos recibieron el encargo del Dios ''SOL'' de dirigirse hacia el norte llevando una vara de oro, la cual periódicamente debían tratar de hundir en el suelo hasta encontrar un lugar donde la vara entrase fácilmente para luego establecerse ahí. Esto ocurrió al pie del cerro Huanacaure (Cuzco), adonde convocaron a todos los pobladores de las áreas vecinas. Allí, los convencieron de su origen divino y de su labor civilizadora. De esta manera, y siguiendo los supuestos de su padre Sol, Manco Cápac enseñó a los hombres a cultivar la tierra, el maíz, a hacer canales de riego y a construir casas de piedra. Mientras tanto, Mama Ocllo, enseñaba a las mujeres a hilar y tejer para hacer vestidos de lana y algodón.

Los Hermanos Ayar

El dios Huiracocha, después de ordenar el mundo, hizo salir de la cueva de Pacaritambo a cuatro parejas de hermanos: I) Áyar Cachi y Mama Huaco, II) Áyar Uchu y Mama Ipacura, III) Áyar Auca y Mama Rahua, y IV) Áyar Manco y Mama Ocllo.
De Pacaritambo, los hermanos se dirigieron a un cerro llamado Huanacaure. Desde la cumbre de este cerro, Áyar Cachi lanzó algunas piedras con su honda, quebrando con ello a otros cuatro cerros. Temerosos de la fuerza de Áyar Cachi, sus hermanos decidieron librarse de él y regresaron a Pacaritambo con el pretexto de recoger algunos objetos de los que se habían olvidado. Una vez en la cueva, lograron encerrar a Áyar Cachi en su interior. Los demás hermanos volvieron al cerro Huanacaure y luego siguieron rumbo a la quebrada de Matagua, cerca del Cusco.
En esta quebrada, Áyar Uchu voló al cielo para hablar con su padre el Sol y trajo el encargo de cambiar el nombre de Áyar Manco por Manco Cápac. Luego de transmitir este mensaje, se convirtió en un ídolo de piedra. Manco Cápac, Áyar Auca y las cuatro mujeres sembraron coca y ají en un pueblo cercano a Matagua y luego bajaron al Cusco, donde fueron reconocidos como «hijos del Sol». Luego de esto, las tropas de Manco Cápac conquistaron a todos los grupos del valle, lucha en la que su hermana Mama Huaco hizo creer a sus enemigos que se alimentaba de carne humana.

El Paititi



Según relatos de los indios Machiguengas de la selva de Madre de Dios, en la zona de Pantiacolla (a orillas del Río Sinkibenia), se encuentra el Paititi, es una ciudad perdida construida a base de columnas de oro macizo, donde aún reina el último heredero de los Incas.
Las creencias se extienden hasta nuestros días, pues se dice que en la zona, surgen visiones extrañas y que los aviones sufren repentinos desperfectos. Allí, en 1975, el satélite USA Landsat2 captó sensacionales fotografía; saliendo a la luz los petroglifos de Pantiacolla, cuyos autores se desconocen, que los nativos consideran sagrados.

El Ekeko

Un grupo de indios collas, a orillas del lago Titicaca, tallan desde hace muchos años unos muñecos muy pequeños, empleando piedras, plata, oro, cobre y arcilla como homenaje al Dios ''Ekeko o Tonupa (Dios de la fortuna)'' quien los vigila complacido entre las nubes del cielo.
Con los años, esa leyenda se ha transformado en una bonita tradición. Hoy en día, en muchas ferias de la sierra peruana, los vendedores indígenas ofrecen estos hombrecitos a los compradores y turista. Van provistos de ropa de lana, listos para agregarles alasitas (significa ''cómprame'' en aymara, conocidos como amuletos) de casas, animales, billetes y demás productos para llamar a la fortuna. Su fiesta es el 24 de enero, remontándose su vigencia desde 1793.

NAYLAMP

Naylamp fue un Príncipe preinca que surgió del mar en caballito de Totora. Llegó con sus súbditos recalando en el valle del río Faquisllanga.
Llevaban un ídolo verde llamado Yampallec (Lambayeque), que colocó en un lugar donde posteriormente se erigiría el templo Chot, fundando la dinastía de los doce soberanos.
Pero el último de los reyes de esa casta, Fempellec, se portó mal con los dioses recibiendo como castigo lluvias, vientos y huaicos devastadores. Quedó destruido el templo Chot, actualmente la huaca Chotuna (HUACA = Edificio piramidal dedicado a la veneración, donde los nativos del Perú adoraban a sus dioses), ante el pánico de la población; mientras que el Dios Naylamp, desde lo alto, destilaba toda su ira reprochándole su indigno proceder.